La bonanza económica gratifica a América Latina con el pleno empleo América Latina atraviesa una buena etapa en términos macroeconómicos.

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La época en que centenares de miles de latinoamericanos emigraban a Estados Unidos y a Europa, sobre todo a España, está acabada. O al menos así lo parece. España es el país del mundo desarrollado con mayor tasa de desempleo y ahora son jóvenes españoles con un buen nivel de estudios y formación profesional los que se dirigen a países emergentes de Latinoamérica, como México, Brasil y Argentina, para buscar trabajo. Pero también lo hacen los italianos, los franceses y los portugueses. El subdesarrollo y sus secuelas de miseria, analfabetismo, injusticias y corrupción no han desaparecido de la parte centro y sur del continente americano, pero la macroeconomía va viento en popa en muchos países de la región. Mientras, la Vieja Europa no levanta cabeza por culpa de la crisis. Los datos macroeconómicos son francamente buenos: América Latina ha reducido su tasa de paro al 6,4% en un poco más de dos décadas, se han creado 30 millones de empleos netos y las mujeres se han incorporado masivamente al mercado de trabajo. El gran reto de .los países de la región es conseguir que ese empleo sea estable y de calidad. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el paro siguió bajando en América Latina el año pasado. Mientras, el precio de las materias primas se mantiene alto y la economía crece en casi todas partes, aunque la riqueza sigue estando muy mal repartida. Casi el 30% de los latinoamericanos siguen viviendo en la pobreza. Es cierto que se está generando mucho empleo, pero muchas veces es de mala calidad, está mal pagado y es inestable. El empleo, según señalan varios economistas, se creó sobre todo en sectores con índices de baja productividad, como la construcción y el comercio, aunque en algunos países la industria está generando ocupación. Según señala un experto argentino, “las diversas economías de América Latina han llegado al mismo lugar: una situación cercana al pleno empleo, aún cuando esto diste mucho de haber resuelto los problemas sociales que aquejan a una proporción todavía alta de la población. A esta situación llegaron tanto las economías que optaron por el canal del crédito y estabilizaron la demanda de dinero con tipos de interés altos en pos de mantener acotada la inflación, como las que maximizaron el crecimiento de corto plazo a partir de tipos de interés reales negativos (por debajo de la subida de precios) e inflación alta. En el primer caso, la apreciación cambiaria se dio por una caída nominal del dólar; en el segundo caso, por inflación. Brasil, Chile, Uruguay, Perú, México y Colombia están en el primer grupo. Argentina y Venezuela en el segundo”. Además, países como México, Argentina y Brasil están promoviendo el sector informático, que tiene mano de obra cualificada y genera conocimiento. La etapa de las privatizaciones salvajes y la apertura comercial se ha frenado y ahora los países latinoamericanos quieren impulsar economías que generen empleo.

 

Recesión del 2008-2009

La OIT destaca como factor positivo que América Latina, en el ámbito del empleo, resistió bastante bien a la gran recesión mundial de 2008 y 2009. “Además de sacar provecho del ciclo de crecimiento, es evidente que en algunos países se aprovechó la experiencia acumulada de crisis anteriores, cuando la región, en vez de reaccionar mecánicamente ajustando el cinturón, privilegió medidas de inversión y promoción del crecimiento. Muchas de estas medidas se enfocaron a la protección de los empleos y los ingresos de las personas”, señala una experta de la OIT. Las viejas industria petroleras, la minería y la agricultura no son sectores que generen mano de obra intensiva, aunque sí entrada de divisas, y es por eso que los países más punteros, como Brasil, han apostado por la industria del conocimiento y las actividades que generan valor añadido, y Chile impulsa a los emprendedores. Los Estados más atrasados o anquilosados, como los de América Central, Venezuela o Bolivia, están todavía muy lejos de este reto. Algunos economistas como Carmen Pagés-Serra, jefa de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), creen, sin embargo, que “las materias primas propiciaron ingresos que estimularon que otros sectores desarrollaran empleos”. La construcción también ha crecido: suponía el 7,1% de los empleos latinoamericanos en el año 2000 y alcanzó el 8,7% en 2011. Pero también han crecido los empleos relacionados con los servicios financieros, la logística y el transporte, los servicios comunales y sociales, la educación y la Administración pública. En México, el empleo industrial descendió del 23% al 16,3% en 2011 por el impacto de la crisis de Estados Unidos y la competencia china en ese país, principal destino de las exportaciones de las maquilas mexicanas.

 

Puntos negros

Pero el milagro latinoamericano tiene muchos puntos negros. Sectores como la construcción, el comercio y el transporte crean empleo formal, pero también mucho informal, lo que significa que los trabajadores carecen de cobertura sanitaria y tampoco tendrán pensión de jubilación. El trabajo sumergido está muy mal retribuido. Experimentó un descenso en Latinoamérica del 60% del total al 55% en la primera década del 2000, según el BID. “En Chile, Brasil y Argentina la mayoría del empleo creado ha sido registrado, pero no necesariamente es de buena calidad”, asegura la economista Pagés-Serra. Uno de los pocos países donde no ha disminuido el empleo sumergido ha sido México. El trabajo sin seguridad social suele cebarse sobre los jóvenes: afecta a 6 de cada 10 que cuentan con un puestos de trabajo urbano. Colectivos sociales y políticos denuncian que el paro baja porque aumenta el subempleo. El economista argentino Julio Neffa advierte que “con una hora de trabajo semanal, ya se considera que una persona está ocupada”. El subempleo alcanzaba en 2009 el 12% en Ecuador y el 11% en Argentina. Aún así, Argentina, Brasil y Uruguay son los países con más calidad del empleo, por la subida del salario mínimo y el mayor poder de los sindicatos. Así las cosas, quedan 14,8 millones de latinoamericanos en el paro en las ciudades. Según la OIT, en 2012, el paro se redujo en Brasil del 6,2% en 2011 al 5,7%), pero también en México (de 6,1 a 5,9%), Colombia (de 11,8 a 11,5%), Venezuela (de 8,6 a 8,2%), Chile (de 7,3 a 6,6%) y Perú (de 8% a 7,2%), mientras que se mantuvo sin cambios Argentina (7,3%).

 

Noticias: Correo Diplomático

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