Impuesto al refresco, a cargo del consumidor: ANPRAC. Por impuesto a la industria refrescera, prevén cadena de despidos que alcance a ''decenas de miles'' de empleados directos e indirectos

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Arturo Rosalío Álvarez consume, él solo, entre cuatro y cinco litros de refresco al día, pero gasta aún más que eso porque su familia también comparte el gusto por ese producto. Y sabe que, una vez que la Reforma Hacendaria se apruebe, pagará un peso adicional por cada mil mililitros del líquido que califica como "delicioso". Y está dispuesto a hacer el pago, pues se declara abiertamente un "adicto al ´chesco´".

Pero el 20% adicional en el costo por cada botella, lo pagará él solo. Las compañías refresqueras no tendrán que entregar al fisco un peso más: ya han venido haciéndolo con el Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 16%. Entonces, de cada peso que entregue Arturo en la tiendita a cambio de un refresco, 36 centavos irán directamente para el Gobierno Federal.

De acuerdo con el director general de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC), Emilio Herrera Arce, la iniciativa del Ejecutivo Federal deja en claro que la contribución impactará en mayor medida a los consumidores finales. No obstante, la reacción de los consumidores sí incidirá eventualmente en la cadena productiva.

Las secuelas son simples: al tener un costo mayor, menos personas consumirán refrescos (o comprarán una menor cantidad), lo que disminuirá la cantidad de producto que se consuma. Esto incidirá en una compra menor de materia prima, en menos empaques, menos latas o botellas, y menos plástico para las tapas. El desenlace: menos empleados, directos o indirectos.

Herrera Arce destaca la importancia de que el dato sea público, pues las consecuencias económicas serán considerables. Calcula que "decenas de miles" de personas en el territorio nacional perderán su empleo, después que la venta de refresco sea menor por el costo elevado.

"Por un lado afectas al consumidor y a las familias de menores ingresos (...) Pero la industria también se verá afectada, lógicamente, en la disminución de volumen y en la necesidad de menos empleos. Seguramente tendrá un costo social importante, que es el desempleo".

Expone que la justificación de salud y combate a la obesidad tampoco es válida, pues el consumo de estas bebidas impacta de igual forma que lo hacen el resto de productos azucarados en el mercado. "El impacto en el contenido calórico de la dieta no excederá ni el 1%. Por lo tanto, el impacto en la obesidad es irrelevante (...) por eso es que como industria rechazamos (la Reforma Hacendaria), porque tiene altos costos sociales y económicos".

 

Buscan diálogo con Legisladores y el secretario de Hacienda

Para exponer su discrepancia sobre la modificación a la Ley de Hacienda, la ANPRAC ha solicitado diálogo con diputados de todas las fracciones parlamentarias en el Congreso de la Unión, previo a que se apruebe la Reforma Hacendaria tal y como fue sugerida por el Ejecutivo Federal.

El acercamiento también se ha buscado con el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray. El fin es el mismo: exponer los razonamientos de la industria refresquera. "Hacerle ver que es una medida totalmente ineficiente para combatir la obesidad".

También le expondrán a las autoridades que la estrategia "fomentará la informalidad", pues no pocos trabajadores perderán su fuente de ingresos, "y hasta la ilegalidad", pues abonará a que nuevas empresas nazcan, pero sin los cánones de salubridad necesarios para garantizar el consumo de un producto libre de contaminantes.

 

Para saber:

En promedio, cada mexicano bebe al día 415.14 mililitros de refresco al día. Más de una botella. Esto es: más de 112 millones de botellas de esta bebida se abren al día. Se trata del consumo más alto del que la Asociación Nacional de Productores de Refrescos tiene registro, desde 1994.

La ANPRAC no ha realizado estudios de mercado que informen puntualmente cuánto refresco se consume en cada Estado; de acuerdo con el director general de la asociación, Emilio Herrera, no hay mapeo porque la industria refresquera "está razonablemente expandida a lo largo de todo el país", y "no hay grandes diferencias" en el ánimo de consumo.

Expone que la cadena productiva de la industria refresquera da empleo directo a 540 mil personas, e incide en tres millones de personas más, a quienes indirectamente les genera ganancias.

 

Fuente: Informador

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