Hay menos reservas que las adecuadas para prevenir crisis Según un criterio que desarrolló en 2006 el propio BCRA, la cifra actual está entre 3565 millones y 13.370 millones de dólares por debajo del "nivel óptimo"

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Las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) están entre 8 y 25% por debajo del nivel que técnicos de la propia entidad definieron hace unos años como deseable en términos "prudenciales", esto es, para que actúen como un seguro que le permita al país tener margen para enfrentar una situación de crisis.

Los 40.010 millones de dólares en que valuó esa tenencia anoche suponen un faltante de entre 3565 millones y 13.370 millones de dólares respecto del monto definido como "adecuado" en un trabajo de investigación destinado a establecer indicadores sobre el nivel de reservas con que debería manejarse cada país según su grado de apertura comercial y endeudamiento externo.

Ese estudio, realizado en 2006, fue promovido para defender el modelo de acumulación de reservas y tipo de cambio alto, parte central por entonces del discurso oficial, en el marco de una batalla que el por entonces jefe del BCRA, Martín Redrado, mantenía con el FMI. El organismo sostenía que la compra obsesiva de divisas significaba un manejo "ineficiente" de las reservas.

Buena parte de ese trabajo estuvo a cargo del economista Jorge Carrera, quien perdura hoy como subgerente general de investigaciones económicas del BCRA. En ejercicio de esa responsabilidad, a él mismo hoy le toca justificar en informes internos que el menguado nivel de esas reservas resulta igualmente suficiente como para que el Gobierno siga echando mano de ellas para pagar la deuda o financiar "gastos de capital" (opción abierta con el actual presupuesto), desde que el Gobierno eliminó el corsé de la convertibilidad.

La administración kirchnerista había sostenido hasta 2012 el criterio según el cual las reservas debían como mínimo respaldar los pesos en circulación, valorando que eso daba mayor credibilidad a la oferta monetaria. Por eso acuñó aquello de "reservas de libre disponibilidad", es decir, sólo se permitía acudir a esa tenencia para pagar la deuda siempre que no se afectara el respaldo del peso.

El concepto se mantuvo aun luego de la última reforma realizada a la Carta Orgánica. Sólo que la "libre disponibilidad" queda librada al criterio del directorio del BCRA. Ese cuerpo hoy cuenta con más miembros "en comisión" (son cinco) que aquellos "en firme" (son tres), es decir que tienen el aval del Senado que estipula la ley, pese a que ese cuerpo es dominado por el oficialismo.

Tal vez eso ayudara a que hayan determinado siempre y sin objeción que era de "libre disponibilidad" la cantidad exacta de dólares que el Gobierno le pedía al banco para atender cada pago de deuda, aunque con vagos argumentos. "Hemos actualizado el análisis de las condiciones actuales y futuras de la economía argentina tras haber relevado distintas metodologías para la determinación de reservas adecuadas, basadas en fórmulas internacionalmente aceptadas", dijeron la última vez que argumentaron al respecto.

A la recopilación de criterios para determinar un nivel adecuado de reservas que hizo el BCRA se puede acceder a través de su página web ( www.bcra.gov.ar ), en el apartado dedicado a las investigaciones económicas. Es la publicación N° 2.

Su tesis es que puede determinarse un nivel óptimo de reservas mediante una ecuación que tome en cuenta la cantidad mínima de divisas que cada economía necesita para asegurar el pago de sus importaciones (criterio comercial) y sus pagos de deuda pública y privada (criterio financiero) por un lapso prudencial, más un porcentaje para respaldar su moneda, si fuera emergente.

Y definió una fórmula: el nivel óptimo sería entonces la suma de recursos para atender cuatro meses de importaciones, un año de pagos de deuda externa pública y corporativa y al menos un octavo de los medios de pago privados en circulación.

Según ese cálculo, la Argentina debería contar hoy con un mínimo de 43.575 millones en reservas (sin considerar el respaldo monetario) o hasta un máximo de 53.380 millones (tomándolo en cuenta). Pero el BCRA atesora US$ 40.010 millones. Y aunque la porción de la deuda en moneda extranjera se redujo a 10% del PBI y el régimen de comercio administrado tumbó 7% las importaciones en 2012, la cuenta da mal.

Aun así, el Gobierno dispuso hace diez días separar otros US$ 2335 millones para atender los pagos de deuda previstos durante este año con organismos internacionales y otros pasivos "externos bilaterales". Y, según el presupuesto, se sabe que afectará, además, otra cifra similar para pagar la deuda en manos de tenedores privados y hasta 3300 millones más para gastos de capital.

Como por cada cesión el BCRA recibe a cambio un título de deuda a 10 años ilíquido e intransferible y a tasa 0, ya tiene en este tipo de papeles el 37% de su activo, que es la parte "fuerte" de su balance. Si a esto se suman los préstamos que cede en pesos para asistir al Tesoro (otro 24% del activo), se concluye que el 60% de su balance está "empapelado" con deuda. "Hay países en que esa cifra es mayor, pero no enfrentan procesos de «huida» de su moneda", dice Maximiliano Castillo Carrillo, de la consultora ACM, para quien "el marcado deterioro patrimonial del BCRA en los últimos 3 años no pasó desapercibido para ningún agente económico y es la contrapartida de los persistentes ruidos cambiarios".

Una comparación regional ayuda a comprender por qué otros países desaniman el ingreso de dólares mientras la Argentina hace malabares para que no se le escapen. El stock de reservas de Brasil, Chile y México, por caso, creció a un ritmo anual de 15% entre 2008 y 2012, mientras que el de Argentina cayó a razón de 1,3% en igual período. "Factores exógenos y endógenos introdujeron miedos y corridas que se llevaron puesto el proceso de acumulación que había funcionado muy bien entre 2002 y 2007", describió Gustavo Perilli, de la consultora AMF, hace unos días, antes de estimar que de sólo haber seguido la dinámica regional "hoy el BCRA debería atesorar unos US$ 96.000 millones, lo que hubiera ayudado a calmar nervios".

 

Fuente: La Nación

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