Plomeros, electricistas, soldadores, albañiles y carpinteros son algunos de los oficios que más escasean a nivel global, principalmente en las grandes economías del mundo, revela la Encuesta de Escasez de Talento 2012 realizada por Manpower Group publicada recientemente.

El estudio ha dejado en claro que entre las principales problemáticas de la escasez de obreros calificados se encuentran diversos factores de índole social entre ellos la falta de políticas migratorias y el estigma de ser obrero, además de un alto índice de población trabajadora en edad de jubilación y de población joven sin la formación necesaria para ocupar dichos puestos.

Así, mientras la tecnología ha logrado romper las fronteras (al menos virtualmente) entre países, la ausencia de políticas de migración que faciliten el desplazamiento de obreros cualificados a naciones que requieren de su experiencia, la cifra de desempleados alrededor del mundo ha alcanzado los 200 millones y de éstos alrededor del 36% (73 millones) son jóvenes en paro.

Demasiadas paradojas

Las empresas de todo el planeta enfrentan hoy en día demasiadas paradojas y disponen de muy pocos recursos políticos y sociales para enfrentarlas. Sin políticas migratorias, los obreros cualificados que están cerca (o han rebasado) la barrera de los 60 años se encuentran más cerca de la jubilación que de la posibilidad de reiniciar una vida laboral en un lugar distinto a su país de origen.

Para hacerle frente a esta situación, compañías de todo el mundo han optado por capacitar a miembros de su capital humano para desarrollar ciertas competencias aunque éstas no sean parte de su perfil. De esta manera buscan cubrir el déficit de talento y desarrollar nuevos cuadros en la áreas de mayor demanda.

Sin embargo y aunque pareciera que si la salida no se encuentra en los ámbitos político y social podría hallarse en el económico, esto tampoco es cierto.

Altos sueldos y nadie para cobrarlos

Una minoría de compañías a nivel global que no rebasa el 5 por ciento, ofrece jugosos sueldos para atraer hasta sus instalaciones a personal especializado en oficios que satisfagan su demanda. Albañiles, plomeros o fontaneros, mecánicos, electricistas y soldadores pueden aspirar a cobrar atractivas remuneraciones que superan los 70 mil dólares anuales, pero, nuevamente las dificultades de desplazamiento intercontinental complican el tema. A esta compleja realidad habría que sumar que las personas que ejercen estos oficios, rara vez poseen los recursos y los conocimientos para acceder a este tipo de ofertas.

Y si todo lo anterior no fuera suficiente, la educación es otro elemento que abona a la escasez de talento.

Por un lado, los programas de estudio universitario parecen estar en un sentido completamente distinto a las necesidades del mercado laboral y por el otro, menos del 9% de los adolescentes a nivel global está dispuesto a desempeñarse en un oficio de los antes mencionados pues prevalece el estigma de pertenecer a un grupo históricamente menospreciado, el obrero.

Así pues, en este mundo de paradojas, mientras en algunos sitios del mundo ejercer un oficio puede ser uno de los empleos peor pagados, en otros más, puede resultar una actividad sumamente lucrativa; sin embargo, en estos lugares existen altos sueldos... y nadie para cobrarlos.

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