Si tu queja se debe a que intentas mejorar tu productividad o la de tu empresa, es probable que, si sabes plantearla, sea bien recibida. Para la empresa, una queja puede ser un indicador de que hay algo que no funciona bien y, en este sentido, podría ser útil pero también puede ser conflictivo.
Cinco consejos para "quejarnos bien"
1. Buscar el momento idóneo lo ideal es concertar una hora de encuentro o de entrega.
2. Hacer la queja por escrito reduce el componente emocional y la convierte en más objetiva y comprensible.
3. Mantener el autocontrol si se hace en persona pensar en la situación como algo que hay que cambiar a mejor y no como una agresión o un ataque a los demás.
4. Describir la situación y las consecuencias negativas que nos ocasiona y, de rebote, ocasiona al equipo y a la empresa.
5. Proponer alternativas de solución, sin exigir y procurando empatizar.
Si la sugerencia cae en saco roto, no hay que insistir más; se puede correr el riesgo de ser considerado conflictivo. Las quejas que son aceptables son aquellas que "reclaman algo derivado de un acuerdo roto o de un compromiso".
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