Aunque suene a una especialidad rara y por momentos hasta inexistente, la empleología es una área que se ha dedicado a estudiar, sobre todo, cómo mejorar las conexiones entre aspirantes y empleadores para lograr un buen acuerdo laboral.
Según esta disciplina relativamente nueva, hay cuatro ejes en torno a los cuales gira la actividad productiva tanto de las empresas como de los trabajadores: dinero, abundancia, finalidad y resultado entregable.
Ahora bien, conociendo estos elementos y basándose en sus talentos es que un aspirante debe dirigir su búsqueda hacia lo que desea encontrar: trabajo o empleo.
Las diferencias
La mayoría de las veces suelen confundirse ambos términos y es precisamente que conociendo sus diferencias podemos distinguir el rol que cada uno juega en nuestra vida profesional y orientar nuestra búsqueda hacia alguno de ellos.
El empleo es una fuente laboral fija, en los términos de un contrato que contempla horarios, seguridad social, vacaciones, un sueldo establecido y una descripción de actividades para el puesto, entre otras cosas. El empleo te da derecho a un área para desarrollar tu actividad (oficina) y las respectivas herramientas que se necesitan para hacerla (escritorio, computadora, teléfono, etc.).
Por otro lado, el trabajo es una actividad más bien temporal y flexible que no necesariamente implica un sitio de trabajo fijo y que puede entregarse en distintas modalidades y plazos como outsourcing, temporal, por proyecto, a manera de citar algunos ejemplos.
Ubicarte en el cuadrante
Una vez que hemos entendido las diferencias entre trabajo y empleo, es necesario definir lo que esperamos obtener de nuestro esfuerzo, basados en los cuatro ejes que propone la empleología:
#1. Dinero o remuneración.
Por lo general el resultado de una tarea o un servicio recibe una retribución monetaria. En el caso del empleo además de un sueldo fijo, existen también una serie de beneficios como la seguridad social, algunas otras prestaciones y en algunos casos compensaciones con salario emocional pero ninguna de ellas existe en la modalidad de trabajo.
#2. Abundancia o misión
Digamos que este es el origen de la existencia de nuestra actividad y el elemento generador de riqueza. Se trata de nuestra capacidad o talento para alcanzar un objetivo a partir de los recursos con los que contamos y a pesar de las adversidades que podamos enfrentar. En este punto es que podemos analizar todas nuestras destrezas y conocer el motivo o el proyecto en que deseamos invertirlas.
#3. Finalidad o visión.
¿Por qué y para qué deseamos emplearnos o trabajar en algo? No nos confundamos con la remuneración monetaria; este aspecto está dirigido a nuestras aspiraciones profesionales, personales y a la satisfacción inmaterial que esperamos obtener de nuestro esfuerzo y capacidades. En el caso del empleo es muy importante considerar que nuestras metas estén alineadas con las de la empresa y que podamos crear una sinergia en una misma dirección mientras que en el trabajo, las metas establecidas suelen ser más personales y adaptarse a los proyectos en turno.
#4. Transacción de entregables o expectativas de la relación
Básicamente es la solución de una necesidad que ofrecemos a través de un producto y servicio. Aquí es donde se concentra la aplicación del esfuerzo físico e intelectual para y se materializa un resultado para ambas partes, tanto empleador como empleado.
A partir de la combinación de estos elementos es que podemos definir la oportunidad laboral que estamos buscando y orientar nuestra carrera y nuestro crecimiento profesional.
Sea cual sea tu elección entre trabajo y empleo, es seguro que si amas lo que haces generarás un círculo virtuoso en el que tú y tu empleador puedan beneficiarse de tu realización profesional, tu creatividad, tu compromiso y tu pasión.
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